Nació en
Florencia, Toscana, Italia. Escultor religioso de
escuela florentina, impulsor de cambios a principios de la
era renacentista. La historia no guarda información
de su juventud. Ya maduro fue un vanguardista de su
época y destaca por la originalidad y frescura de sus obras que
encantan a primera vista. Della Robbia realiza trabajos en terracota (arcilla
al horno), cubierta con barniz (vitrificado). La técnica utilizada
para generar el material básico, la cocción y el brillo
de sus lacas era exclusivo y provenía de una receta desarrollada
por su misma familia, dedicada por generaciones al uso artístico
de la arcilla. Una vez terminada la escultura, se pintaba de color blanco
para simular marmol y finalmente se sellaba con esmalte incoloro.
Contemporáneo de Donatello, igualmente brilló con estilo separado
del gran maestro del Renacimiento. La perfección de las formas que logra
Della Robbia lo situan en la historia de la escultura como uno de los mejores.
Su figura representa a aquellos que el arte les conmueve para actuar con heroismo.
Della Robbia, como buen pionero, arriesgó todo por innovar los estilos
medievales reinantes. La expresión de sus obras comprueban que valió la
pena, otorgándole sobradamente, un lugar de privilegio en la historia
de la escultura europea.
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