Nació en
Florencia, Italia. Gran escultor y orfébre de estilo manierista.
Junto al destacado Giambologna,
fueron herederos artísticos de Miguel Angel, a fines del
Renacimiento. Cellini ocupa un sitial destacado en la historia
de la escultura por la excelencia y perfeccionismo de sus obras,
las que han servido de ejemplo para los escultores clásicos
posteriores a él. Trabajó en Roma, durante el pontificado
de Clemente VII y de Pablo III. Posteriormente, el rey Francisco
I de Francia lo reclutó para el desarrollo de las artes
en su país. Cellini residió en Paris durante tres
años y allí creó sus obras más destacadas.
En esa época se pensaba que después de Miguel Angel
no existiría nadie que lo superara. Sin embargo, aunque
no alcanzó la misma fama, Cellini demuestra en sus esculpidos
que gozaba de tanta habilidad como su célebre maestro.
Prohibida la reproducción
del texto con fin comercial.